Un dato: las personas con demencia tienen una peor salud bucal debido a la pérdida de sus habilidades cognitivas, causante de discapacidad y dependencia de atención. Es decir, son incapaces de mantener una higiene oral adecuada.
Por ello, los dentistas pueden detectar las primeras fases de la demencia con una simple observación en su consulta. Y un diagnóstico temprano de la enfermedad resulta fundamental ya no solo para la salud bucodental sino para la general. Además, el mantenimiento adecuado de la salud oral conlleva otros beneficios para estos pacientes en términos de calidad de vida, autoestima, dignidad, relaciones sociales y nutrición.
Los profesionales odontólogos deben estar entrenados para ser capaces de reconocer los primeros signos de demencia a través del seguimiento de cualquier deterioro en la salud de la boca de sus pacientes.
Este es un factor muy importante, ya que los pacientes pueden no ser capaces de comunicar cómo se sienten. De este modo, con la formación adecuada, los dentistas podrán ayudar a las personas con demencia a mantener una buena salud oral y reducir sus molestias.
En las primeras etapas de la demencia, por otra parte, es muy relevante que los pacientes traten de cuidarse por sí mismos, siempre con la ayuda y supervisión de sus cuidadores, para mantener el máximo tiempo posible parcelas de independencia en lo que respecta a su higiene.