Unos dientes blancos y luminosos es algo que muchas personas desean, y puede conseguirse de diversas maneras. No obstante, no tenemos que caer en la tentación de realizar técnicas caseras que nos cuentan amigos o buscar productos en Internet para blanquear los dientes, ya que esto puede perjudicar nuestro esmalte y erosionarlo. De hecho, las consecuencias de algunos de estos blanqueamientos “caseros” pueden ser irreversibles.
¿Qué trucos caseros se desaconsejan?
Entre las prácticas para conseguir unos dientes blancos se encuentran algunos trucos como utilizar la parte interna de la fresa o de la cáscara de plátano y frotarla diariamente sobre los dientes durante 1-2 minutos hasta conseguir el efecto deseado. Esta práctica funciona gracias al contenido de ácido salicílico y/o cítrico de las frutas, que ayuda a eliminar las manchas, pero que, desgraciadamente, a largo plazo puede provocar el desgaste del esmalte.
Por otro lado, para conseguir blanquear los dientes se ha hecho común el uso de bicarbonato y agua oxigenada durante el cepillado; aunque esta práctica se desaconseja, ya que también provoca daños en el esmalte. Y más recientemente, se ha puesto de moda blanquear los dientes con enjuagues de aceite vegetal orgánico (como el de coco), aunque no existe una base científica que apoye que de esta manera el blanqueamiento es efectivo.
Entonces, ¿cómo conseguir unos dientes más blancos?
El blanqueamiento dental es un tratamiento estético, seguro y predecible, pero no todos los productos de blanqueamientos son iguales ni funcionan de la misma manera. Es importante que un dentista lo supervise e indique cuál es el más adecuado en cada caso.
Por un lado, tenemos el “blanqueamiento dental de farmacia”, un tratamiento seguro, pero que no alcanza los resultados de un blanqueamiento realizado por un dentista, por varios motivos:
- En primer lugar, para que el producto haga efecto en el esmalte, tiene que tener una concentración determinada que solo pueden ofrecer los odontólogos.
- En segundo lugar, para que su aplicación sea efectiva hay que realizar unas férulas a medida de los dientes que solamente puede hacer un dentista.
Los pacientes que compran blanqueamientos de farmacia no suelen estar satisfechos con los resultados. En los supermercados podemos encontrar pastas blanqueantes, pero debemos tener cuidado de no abusar de ellas, ya que muchas blanquean los dientes y quitan las manchas a expensas de partículas de sílice. Estas partículas son bastante abrasivas y en determinados pacientes, pueden aumentar la sensibilidad dental.
¿Qué tipos de blanqueamientos dentales son seguros?
Los que se hacen en una clínica dental bajo supervisión de un odontólogo. El blanqueamiento dental profesional se hace con peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida, productos que no dañan el esmalte y que blanquean el diente desde su interior sin erosionarlo. Y dependiendo de cada caso, el dentista puede elegir si el blanqueamiento se hace en clínica o en casa.
- El blanqueamiento en clínica se realiza mediante la aplicación de un gel en los dientes y una posterior activación del mismo con una lámpara o láser. Las sesiones suelen durar 1 hora y los resultados son inmediatos. Con este tratamiento se puede llegar a conseguir hasta 8 tonos de mejora en el blanco de los dientes y lo mejor es que este tratamiento no lesiona el diente.
- La aplicación en casa se realiza mediante unas placas a medida de los dientes (férulas), que se rellenan con el agente blanqueante y que posteriormente se colocan sobre los dientes en periodos de 4-6 horas/día, durante 7-10 días. El efecto secundario más frecuente suele ser la sensibilidad dental, que aparece en un 30-40% de los casos, pero que solo dura entre 24 y 48 horas.
La satisfacción del paciente después de un blanqueamiento dental en la clínica es altísima, ya que los resultados cumplen con sus expectativas. No obstante, este blanqueamiento ha de poder mantenerse.
¿Cómo mantener dientes blancos de forma segura y predecible?
Nuestra recomendación es aplicar las pautas más eficaces a nivel científico:
- Llevar una dieta blanca, siempre que se pueda y sin ser muy estricto, hay que evitar o disminuir la ingesta de té, café, chocolate, vino, soja, vinagre de Módena, alcachofas y bebidas carbonadas de colores. Y especialmente hay evitar el tabaco por múltiples razones que afectan a la salud bucal y general.
- Y cepillarse los dientes con una técnica, frecuencia y duración adecuadas, evitando errores comunes.