El sarro en general siempre es una molestia, pretendemos mantener una buena higiene dental, pero siempre hay algún residuo que el cepillado, el hilo y el enjuague bucal no puede eliminar, ¿verdad?
El sarro, al que también llamamos cálculo dental, proviene de la placa bacteriana, una película de bacterias que se forma a las 8 horas de haberse cepillado los dientes. Si esta película de bacterias no se elimina de forma eficaz con una buena técnica de cepillado, la placa bacteriana se calcifica debido al calcio que hay en la saliva, convirtiéndose en sarro o cálculo dental.
¿Qué pasa si no eliminamos el sarro?
Si no eliminamos el sarro, las bacterias que se encuentran en su interior liberarán toxinas que causarán periodontitis (enfermedad que produce la pérdida de hueso alrededor de los dientes), que es la primera causa de pérdida dental a partir de los 35 años ¡Y no queremos eso!
¿Qué puedes hacer para evitar su aparición?
La principal manera de evitar la aparición del sarro es eliminando la placa bacteriana antes de que se calcifique. Para ello es fundamental un cepillado dental cada 8 horas con una técnica depurada. La técnica debe incluir un cepillado manual en forma de barrido de encía a dientes en la parte frontal e interior del diente, así como un cepillado interdental con seda dental o cepillo interdental.
No obstante, es importante mencionar que, a pesar de una higiene bucal exquisita, la acumulación del sarro puede producirse en pequeñas cantidades, por ello es necesario complementar el cepillado en casa con limpiezas profesionales.
Una limpieza bucodental profesional
Las limpiezas profesionales periódicas son imprescindibles. Son el único modo fiable de librarse del sarro. Por esta razón, es importante acudir a tu clínica odontológica para realizarte este tratamiento. Porque si todavía no has desarrollado ningún problema dental, esta limpieza profesional es, además, una de las mejores formas de prevenir cualquier dolencia o enfermedades bucales como la caries o la periodontitis.
Las limpiezas dentales son tratamientos que ha ocasionado ciertos mitos, y como queremos que te quedes tranquilo, vamos a aclarar algunas dudas al respecto:
- Mito 1: Las limpiezas dentales duelen. Con los medios y tecnología adecuados las limpiezas bucales son completamente INDOLORAS, incluso pueden ser agradables gracias al uso del óxido nitroso.
- Mito 2: las limpiezas bucales desgastan el esmalte de los dientes. Las limpiezas profesionales no dañan el esmalte ni rayan los dientes. La aparatología de la que disponen las clínicas dentales de calidad no causa daños en el esmalte de los dientes.
Así pues, lo ideal es encontrar una clínica de confianza que disponga de la aparatología necesaria y de profesionales con experiencia en tratamientos de vanguardia en los que poder confiar tu cuidado bucodental.
¿Y cuándo debes hacerte una limpieza profesional?
Lo recomendable sería realizarse una o dos limpiezas al año, según te aconseje tu especialista. Piensa que si tienes diabetes o alguna otra enfermedad sistémica, que afecta a todo el cuerpo, tienes más probabilidades de desarrollar una enfermedad en las encías. También se ha demostrado que las personas que tiene periodontitis tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades del corazón.
¿Cuáles son los diferentes tipos de limpieza dental?
Básicamente existen 2 tipos de limpieza bucal. La limpieza bucal superficial y la profunda. La limpieza bucal superficial es aquella que limpia el sarro que es visible, es decir el que está por encima de la encía. Esta limpieza es insuficiente para prevenir las enfermedades de la encía como la periodontitis, porque no elimina el sarro profundo, que es el que ocasiona la periodontitis. Por el contrario, la limpieza bucal profunda si elimina el sarro profundo y por ello es el tratamiento de elección para prevenir y curar las enfermedades que afectan a la encía.
Como ves, la limpieza profesional es la solución a la acumulación de sarro en las encías. Un tratamiento seguro que puede prevenir problemas futuros. Recuerda el dicho y no te lamentes.