El bruxismo, una dolencia bastante extendida que consiste en el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, debe ser diagnosticado antes de la colocación de un implante dental. Ello es debido a que puede entrañar complicaciones mecánicas que pongan en riesgo las piezas.
Se ha constatado que las prótesis tienen un porcentaje de fallo mayor entre los bruxistas, por lo que podemos sugerir que el bruxismo es un factor que causa problemas tanto técnicos como biológicos jugando un papel fundamental en el error de los implantes.
Esta patología, relacionada con el estrés y la ansiedad, produce un impacto continuado en los dientes e implantes que pude llegar a causar la fractura de la pieza dental. Es habitual que pasen años en detectarse debido a que el bruxista, al no ser consciente, no acude al médico hasta que es advertido por su entorno o comienzan los dolores o el bloqueo de la mandíbula. El paciente también suele tener una alta sensibilidad dental debido a la erosión del esmalte. No obstante, una exploración clínica y un estudio radiológico pueden confirmar el diagnóstico. Para tratarlo se suele recomendar el uso de una férula de descarga utilizada durante la noche, tratamiento que se ha demostrado muy eficaz a la hora de devolver la calidad de vida a los pacientes.